Esta enfermedad fue descrita de inicio como demencia presenil por el psiquiatra y neurólogo alemán Alois Alzheimer (1864-1915).

Considerada una enfermedad cerebral degenerativa progresiva, se caracteriza por la atrofia de la corteza cerebral con alteraciones denominadas placas seniles; lesiones que afectan a las dendritas y axones de las neuronas. Asimismo, se aprecia una pérdida de la actividad de la acetilcolintransferasa (proteína precursora de la acetilcolina) la cual juega un importante papel para la síntesis de la acetilcolina. Ésta, que es el principal neurotransmisor del sistema nervioso parasimpático, también participa en las funciones de la memoria, la concentración y la capacidad intelectual. Por lo que los primeros signos de la enfermedad se caracterizan por alteraciones ligeras de la memoria, cambios sutiles en la personalidad y falta de concentración. Hasta aquí hemos presentado a esta enfermedad de manera ordenada y correcta. Nada especialmente nuevo. Ni siquiera se explica por qué ni para qué se producen las atrofias ni las pérdidas en las actividades que se han mencionado más arriba.

Según la Medicina Oficial esta enfermedad es de etiología desconocida. Aunque, ante semejante afirmación, cabe preguntarse: ¿desconocida por quién? Cada vez que leo en los textos de patología clínica “de etiología desconocida”, me sigue asombrando la prepotencia de dicha afirmación. Como si todo el conocimiento de las enfermedades residiera en un solo estamento. Afortunadamente sabemos que existen otros tipos de medicinas que se fijan más en el enfermo, en la persona, más que en su enfermedad. Y en la consulta, muchas personas me recuerdan con añoranza esos tiempos en los que el Dr., el médico de antes, el que sabía tu nombre y el de tus padres, te miraba a los ojos cuando entrabas en su despacho y lo primero que te preguntaba era: – ¿Qué tal estás?, – ¿Y tú familia?, – ¿Te has echado novia? Y cosas así. Lo que ponía de manifiesto la importancia que se le daba al estado de ánimo y a las relaciones humanas para gozar de buena salud. De hecho, en la mayoría de registros que nos llegan de la Edad Antigua, encontramos datos que muestran a las medicinas de distintas culturas como la de la India, Egipto, China o Grecia, ocupándose de sus enfermos y no sólo de sus cuerpos. Y es precisamente en la época de Hipócrates cuando se produjo una gran escisión en la enseñanza y en la práctica médica con la aparición de las escuelas de Cos y de Cnido.

Hipócrates, creador de la escuela de Cos, decía: «No existen enfermedades sino enfermos». No sólo le importaba el estado físico, sino que además era importante reconocer la biografía del paciente y la influencia de su esfera afectiva.

La escuela de Cnido, sin embargo, se centraba más en la enfermedad como entidad independiente, concepción que se continuó en el tiempo con Galeno. No prestaba atención al estado general de los pacientes, sino más a sus patologías como motivo de estudio e interés.

El resultado de aquella diferenciación (que nunca debió ocurrir), lo acusamos en la actualidad con estas vertientes:

Medicina natural – Pseudociencias – Medicinas humanistas – biológicas. – Medicina oficial – Medicina convencional – Medicina organicista – mecanicista. Cuando lo más coherente es cooperar y trabajar juntos a favor del bienestar de la persona.

Veamos qué dice la medicina biológica sobre esta demencia.

No existe Alzheimer sin su causa. Vayamos a sus conflictos biológicos: -Nos encontramos frecuentemente con un conflicto que afecta a dos relés cerebrales (en el tronco cerebral), de manera simultánea, en el área de los túbulos colectores del riñón. Se trata de un conflicto existencial, de derrumbamiento, de sentir que se ha perdido todo, de sentirse solo en el mundo. Si esa situación se mantiene, aparece en la persona un estado de parálisis, de desorientación espacio-temporal, con incapacidad de reacción y generando de manera progresiva una dependencia cada vez mayor. -Otro conflicto asociado al Alzheimer es el que afecta a dos relés en la corteza cerebral, como consecuencia del impacto de dos conflictos de separación muy fuertes, con connotaciones de pérdida. Por ejemplo, muere la pareja tras muchos años de convivencia (pérdida-separación). Si aparece un segundo conflicto, sin haber resuelto el primero, del tipo: “me ingresan en una residencia de ancianos”; la persona siente que ha perdido todo lo que quiere una vez más. La reacción de la Naturaleza, con su programa biológico, no se hace esperar: debuta con una reducción de la memoria a corto plazo, pérdida de la capacidad intelectual y problemas para resolver tareas sencillas. El sentido biológico de estas reacciones es el olvido de las separaciones para que la persona deje de sufrir. Para el Dr. Hamer, padre de la NMG – Nueva Medicina Germánica, la sanación pasa por la toma de conciencia del conflicto biológico y su posterior solución. Pero, si esto no fuere posible a corto plazo, disponemos de la BRT® – Brain Release Technique (Técnica de Liberación Cerebral) con la que se localizan con precisión los denominados FH – Focos de Hamer (visibles mediante TAC craneal), la región del encéfalo que controla un territorio corporal en donde se registra el impacto producido por un conflicto biológico. La localización del FH nos proporciona información concreta sobre el conflicto y sobre el órgano afectado. Y lo más destacado es que la BRT® atesora una cualidad extraordinaria: ante las patologías en las que no se pueda acceder a los órganos ni a la psique siempre dispondremos de la facultad para acceder a sus relés cerebrales mediante la OC (Osteopatía Craneal) para facilitar el tránsito de la fase activa (simpaticotonía) a la fase de solución (vagotonía).

También hemos observado que la mayoría de este tipo de pacientes presenta una marcada tensión en la musculatura de la región suboccipital (nuca) y subclavicular (parte antero-inferior del cuello). Lo que provoca un atrapamiento de los principales vasos sanguíneos que abastecen de sangre a la cabeza. De esta manera inteligente la Naturaleza va deteriorando progresivamente las funciones cognitivas para colocar a la persona en un mundo paralelo. En una fase inicial, trabajar con osteopatía la columna cervical pone freno a la evolución de la enfermedad de Alzheimer. En casos avanzados se consigue mejorar la memoria a corto plazo y el estado de atención. Y para toda la población, a nivel preventivo, recomiendo que dediquen una parte importante
de sus cuidados a mantener el cuello en buena forma, y sobre todo no vivir en soledad ninguno de estos conflictos. Para terminar con nuestro tratamiento, la guinda la vamos a poner con la estimulación de la acetilcolina mediante la HO® (Osteopatía Hormonal). Como mencioné más arriba, es el neurotransmisor que decrece progresivamente con el avance de la enfermedad. Y la Osteopatía Hormonal es la herramienta que mejor dinamiza al sistema endocrino.

Michael Laloux Kodaewa, diplomado y profesor de Osteopatía, Naturopatía, Nueva Medicina, Brain Release Technique (BRT®), Hormonal Osteopathy (HO®) y Terapia Biológica Animal (ABRT®). Director de la INTERNATIONAL SCHOOL OF CRANIAL LISTENING en Madrid, C/ Abada, 2 – 2o 8 izda. Teléf: +34 636 405 128.

Artículo publicado en el no 244 de Espacio Humano en octubre de 2019