Desde la fecundación hasta el nacimiento podemos llevar a cabo un estrecho seguimiento para facilitar este mágico transcurso de la vida, utilizando técnicas craneosacrales adaptadas a la gestación, al parto y al bebé. Con una delicada toma de contacto realizamos una valoración del estado general de nuestro pequeño paciente, ya desde sus primeros instantes de vida.

Hola, soy Michael Laloux, y os saludo nuevamente para presentaros la capacidad que tiene la Terapia Cráneo-Sacral de facilitar la entrada a la vida al recién nacido.

Desde la fecundación hasta los primeros meses de vida, el ser humano recorre un camino cuyas imágenes le pueden llegar de un viaje de placer, de un viaje frío, sin pasión, o con desafortunada frecuencia pertenecer a una pesadilla.

A menudo no somos conscientes de la calidad de ese viaje, no lo recordamos, y ni siquiera tenemos la certeza de cómo fue, según la vivencia de nuestros padres (y sobre todo de nuestras madres) porque el tiempo se encarga, la mayoría de las veces, de borrar de su memoria aquellos episodios si fueron de penumbra. No obstante el olvido es un utilizadísimo mecanismo de defensa, que no deja de ser un disfraz con el que navegamos sobre aguas que creemos dominar.

La madre, como el ser que lleva dentro, durante la gestación, el parto y el puerperio pueden vivirlo con bienestar y felicidad, o por el contrario sufrir estrés y vivir desde el conflicto, lo que inevitablemente acabará generando un desequilibrio en ambos. Éste se va a expresar de múltiples formas (síntomas y signos) que a todos nos resultan más o menos familiares. Por ejemplo, en la madre, el estrés y la depresión postparto suelen tener un origen común (expresado con la singularidad de cada mujer, por supuesto), y es el de, en primer lugar, sentirse solas como máximas responsables ante la crianza del nuevo ser, y en segundo lugar que el sentimiento de depresión obedece en general a otros dos factores importantes que se suelen ignorar: por un lado, que el cuerpo se siente agotado tras el parto, y que necesita tiempo para recuperarse de la transformación que ha vivido durante la gestación. Y por otro, que para muchas mujeres recuperar la figura que antes tenían y superar las cicatrices, si es que las hubiere, les hace pasar por un conflicto de desvalorización que afecta a la estructura musculoesquelética, con dolores erráticos que les hace dudar, en ocasiones, de si fue una buena idea tener hijos, y además con esa pareja que no deja de trabajar fuera de casa y a la que ven menos de lo deseado, con lo que su nivel de colaboración y participación en la crianza del bebé se reduce considerablemente.

En relación al estrés que produce tener un hijo, en sus primeros días, sugiero a las madres que se posicionen con firmeza y que pidan la ayuda y colaboración que les corresponde (a su pareja, en primer lugar, y a familiares y amigos en segundo lugar). Y en relación a la depresión postparto, aunque la Naturaleza sabe bien como recuperar el cuerpo, con la Terapia Cráneo-Sacral podemos acelerar ese proceso y hacer que el bienestar le llegue a la madre cuanto antes. Esto se consigue ya desde la primera sesión liberando las fijaciones de la pelvis, a nivel de las articulaciones sacroilíacas (que trabajan especialmente durante el proceso de dilatación y expulsión) y manipulando la columna vertebral para mejorar el flujo nervioso hacia el área abdominal y las piernas (y así estimulamos a la madre para que camine y recupere su actividad habitual cuanto antes). Asimismo realizamos un trabajo completo de Manipulación Visceral para liberar las tensiones de las envolturas y el sistema de sostén de todos los órganos que se han visto implicados durante la gestación (y así mejoramos el proceso de autolimpieza del útero, soltamos el intestino para agilizar las evacuaciones y mejoramos el flujo circulatorio de la sangre). Y para completar el tratamiento hacemos una valoración profunda del sistema nervioso, revisando la estructura craneal y el sistema membranoso intracraneal y meníngeo. Con esta revisión observamos si hay fijaciones en las suturas craneales y verificamos que haya libertad de movimiento en el sistema de membranas y fascias.

Todo este trabajo facilita la comunicación entre las neuronas, y por eso mejora nuestra capacidad de pensar, y lo que es más importante, de sentir.

En todos los territorios del cuerpo es de vital importancia que la movilidad de los tejidos esté conservada, porque eso garantiza un buen nivel de comunicación celular, energético y emocional.

Hasta aquí hemos destacado las virtudes de tratar a la madre como le corresponde después del parto (y no debemos olvidar transmitir que la Terapia Cráneo-Sacral también les ayuda durante la gestación para armonizar todos los cambios corporales y de ánimo que se producen en esos mágicos e intensos nueve meses), ya que ello beneficia a la relación con su hijo, fortaleciendo el vínculo entre ambos desde su bienestar.

A continuación pasamos a describir lo que la Terapia Cráneo-Sacral, en manos de un buen terapeuta, puede hacer por el recién nacido. Comenzando por la gestación, todo lo que hagamos por mejorar el bienestar de la madre afectará de manera indirecta al feto. Llegando al momento del parto, durante la dilatación, tenemos comprobado que las técnicas de liberación pélvica (como la técnica de liberación del sacro entre los ilíacos, y la armonización de la lámina sacro-recto-génito-vésico-púbica) favorecen el borrado del cuello uterino, aceleran la dilatación y fomentan las contracciones de manera armoniosa. Y en relación a estas últimas, el terapeuta experimentado y con confianza puede apoyar este proceso, de manera indirecta, desde la cabeza de la madre estimulando la producción de oxitocina desde el lóbulo posterior de la hipófisis, mientras se escucha el movimiento del hueso que la contiene: el esfenoides.

Por otro lado, la liberación del diafragma craneal (trabajando los músculos de la nuca y armonizando el movimiento del hueso occipital) tiene una repercusión múltiple, entre las que vamos a destacar dos líneas de actuación muy útiles: la primera está relacionada con mejorar el flujo sanguíneo al cerebro liberando los músculos rectos y oblicuos a través de los cuales pasan las arterias vertebrales para entrar al cráneo. Garantizar el aporte de oxígeno con la circulación sanguínea desde la nuca y desde la parte anterior del cuello a través de las carótidas es vital para que el cerebro mantenga una buena comunicación con el cuerpo y consigo mismo.

Y la segunda línea de actuación tiene que ver con la relajación de la espalda y del Sistema Nervioso Periférico, gracias a la flexibilización de la duramadre (la membrana meníngea más externa que envuelve al encéfalo y a la médula espinal), utilizando como palanca el hueso occipital, sobre el que tiene un potente anclaje. Asimismo esta membrana tiene sujeciones en la 1ª y 2ª vértebras cervicales y en el hueso sacro. Es, por tanto, de gran utilidad terapéutica conocer dichas referencias anatómicas para no olvidarnos de su revisión durante la gestación, el parto y los primeros días tras el nacimiento.

Hasta aquí hemos hablado de la extensa colaboración que podemos prestar para que este maravilloso proceso de generar una nueva vida sea cómodo y exitoso. Vamos ahora a exponer lo que haremos inmediatamente después del alumbramiento.

Al margen de como se haya producido el parto (vaginal, con asistencia de fórceps, espátulas, por cesárea, en un centro hospitalario, o si acaso habéis tenido la también coherente decisión de parir en casa con personal especializado) nuestra intervención como terapeutas craneosacrales la vamos a poner en práctica lo antes posible. Y lo vamos a hacer con una valoración completa del bebé de pies a cabeza. Revisaremos el estado de los pies, rodillas y caderas. Seguiremos con la pelvis (ilíacos, sacro y diafragma pélvico).

A continuación examinamos la elasticidad del sistema suspensor y de sostén de sus vísceras (aparato digestivo, reproductor, urinario, respiratorio y circulatorio). Observamos si hay alguna anomalía en su espalda, hombros, codos, muñecas y manos. Y por último, concluimos nuestra revisión con una minuciosa escucha de la región cervical y de la cabeza con su sistema sacro-craneal.

Debemos destacar que durante la última fase de dilatación y durante la expulsión, es precisamente cuando se pueden producir la mayoría de las lesiones mecánicas que el bebé va a expresar en sus primeros días fuera del útero. Como ilustración os presento algunos ejemplos que proceden de nuestra experiencia clínica:

  • Bebé que se muestra intranquilo la mayor parte del día a causa de un espasmo de la musculatura suboccipital. Al entrar en el canal de parto la cabeza describe una flexión posterior, que si se mantiene durante mucho tiempo puede provocar un síndrome de atrapamiento de las arterias vertebrales y de los nervios suboccipitales o de Arnold (estas estructuras vasculonerviosas son de vital importancia para garantizar el buen funcionamiento y el bienestar de nuestra cabeza) que suele ir acompañado de síntomas como cefaleas, fotofobia, mareos, zumbido de oídos, visión borrosa o alteraciones digestivas. El bebé, aunque tiene una extraordinaria capacidad de adaptación, con sólo uno de estos síntomas se encontrará con dificultades para dormir, para comer y para estar tranquilo. Con la técnica de la liberación de la base del cráneo este problema se abre camino para desaparecer, y se instala el equilibrio ya desde la primera sesión.
  • Bebé que se presenta inquieto durante la lactancia. Esta perturbación suele estar relacionada con desajustes en las articulaciones del paladar y con los huesos de la base del cráneo. Cuando los huesos del paladar (maxilar superior, palatinos y vómer) tienen poco o nulo movimiento, el reflejo de succión se ve alterado porque el bebé no puede acoplar correctamente su boca al pezón. Esto provoca una extracción ineficaz de la leche y la entrada de aire a su estómago, lo que le inquieta cada vez más al no conseguir saciarse en el tiempo deseado, y por no poder evitar las molestias que la distensión abdominal provoca con la entrada de los gases. Ante semejante cuadro, aplicamos una técnica de armonización de la bóveda del paladar, devolviéndole a los tejidos su elasticidad para que el bebé mame sin dificultades. Y en la misma sesión se le realiza una minuciosa valoración por aparatos y sistemas para liberar las tensiones de mayor resistencia.

En Osteopatía y Terapia Cráneo-Sacral comenzamos desde la resistencia mayor, ya que las pequeñas suelen depender de la más fuerte. Y ésta suele estar relacionada muy frecuentemente con conflictos biológicos y emocionales, que los bebés expresan sin complejos; la dificultad para terapeutas y padres reside en saber qué nos quieren decir con sus signos y sus síntomas.

El lenguaje corporal, aunque pueda parecer complejo, con la Craneosacral se simplifica, ya que ésta nos recuerda constantemente la necesidad que tenemos de escuchar con paciencia y sin prejuicios. Y desde esa actitud respetuosa nos sorprende cada día descubrir la claridad con la que el bebé nos transmite lo que le ocurre, incluso aunque no tengamos suficientes conocimientos de fisiología, patología o una dilatada carrera terapéutica. Sí es cierto que cuanto más conozcamos la anatomía que vayamos a palpar, mayor va a ser la conciencia de escucha. Porque no es lo mismo poner la mano en el pecho y sentir que debajo está el corazón, que ya de por sí es una buena consideración, que desde el mismo lugar ser consciente que debajo hay un corazón envuelto en una membrana (pericardio) que se conecta a la columna vertebral (mediante el ligamento vértebro-pericárdico), y que debido a ese enlace podemos tener dolores en la espalda y cuello cuando nuestro corazón se enfada o se pone triste.

Precisamente por la multitud de conexiones que tenemos en el cuerpo entre músculos, huesos, fascias, arterias, venas, nervios y órganos, debemos observar y valorar al cuerpo como un todo y no tratarlo por parcelas y especialidades; nos perderemos entonces información valiosa para facilitar la recuperación de la persona. Y para ello necesitamos, en multitud de ocasiones, que cada ser humano se desprenda de lo que no le pertenece, de aquellas experiencias poco útiles que inseparablemente se viven con los padres. Y que de un modo u otro pueden lastrar al bebé ya desde la gestación o incluso la fecundación.

Y ya para concluir, quiero deciros que la Craneosacral se convierte en un regalo para la madre y el recién nacido de extraordinaria calidad terapéutica, debido principalmente a la delicadeza en la palpación y porque trabaja en tres planos: el psicológico, el cerebral y el orgánico. Con este estilo terapéutico contribuimos a que las generaciones del mañana se encuentren más equilibradas y así sientan el respeto por sí mismas y por su entorno.

Démosle la bienvenida a la terapia de la escucha. Y por mi parte deseo que os llegue la energía de un buen abrazo.

Michael Laloux Kodaewa, diplomado y profesor de Osteopatía, Naturopatía, la Nueva Medicina, Brain Release Technique (BRT), Hormonal Osteopathy (HO) y Terapia Biológica Animal (ABRT). Director de la INTERNATIONAL SCHOOL OF CRANIAL LISTENING (Escuela Internacional de Escucha Craneal) en Madrid, c/ Abada, 2 – 2º 8 izda. Teléf: +34 636 405 128.

Artículo publicado en Espacio Humano en Abril 2010