La acepción de la confianza que aquí muestro se relaciona con el estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos. La confianza no es un sentimiento que se mide por la emoción ni por la autosugestión; es una decisión del alma que envuelve al ser y le compromete con lo que cree desde la acción. Ésta nos lleva a actuar conforme a lo que creemos transformando nuestra forma de vivir. Veamos qué podemos hacer para estimular tan preciada virtud.

La confianza es una actitud ante la vida que responde a un flujo hormonal en la que nuestra bioquímica desempeña un papel fundamental. Sí, las hormonas, esos mensajeros de nuestro sistema endocrino que se ocupan de garantizar que las órdenes del cerebro lleguen de manera precisa a cada tejido, son asimismo las responsables de adaptar al individuo a su entorno en cada momento.

Lo que pensamos, lo que sentimos, lo que emprendemos, lo que dejamos de hacer, lo que decimos y lo que callamos, modifica continuamente el flujo hormonal en nuestro cuerpo. Y eso condiciona inevitablemente la actitud y nuestra capacidad de respuesta ante los acontecimientos, manteniendo el estado de armonía o, por el contrario, cayendo incluso en lo que se hace llamar enfermedad, que no es otra cosa que un estado de aprendizaje en el que nos podemos llegar a sentir fracasados si no entendemos su mensaje. De hecho, cabe considerar que uno de los principales ingredientes del éxito sea nuestra protagonista.

Solemos relacionar el éxito con la confianza, y a ésta con un estado de abundancia, facilidades, cualidades o virtudes. Es cierto que estas últimas proveen al que las disfruta de una fuerza particular para emprender cualquier empresa que se le antoje con resultados satisfactorios, pero no siempre es así; de hecho, nuestra historia está cuajada de ejemplos donde se malograron multitud de proyectos, aún disponiendo de un gran apoyo de este tipo.

Para acercarnos a entender estas respuestas de la naturaleza humana nos puede resultar útil valorar la siguiente diferenciación sobre la confianza:
-Confianza pasiva
-Confianza activa

La confianza pasiva es aquella que nos llega sin que, en principio, participe nuestra voluntad. Es el resultado de un estado de bienestar debido a la exposición de estímulos agradables. Por ello resulta complejo establecer una generalidad a este respecto, ya que a cada persona los estímulos le pueden provocar efectos diferentes. No obstante, si tomamos conciencia de la importancia que tiene que algunos elementos de nuestro entorno se encuentren en equilibrio, la capacidad para crear y decidir fluirá de manera más natural.

Los elementos sobre los que tenemos que prestar atención, como mínimo son los siguientes: en primer lugar la temperatura ambiente; debe ser la más agradable posible. A continuación, la vestimenta, que se tiene que adaptar en un equilibrio entre la comodidad y la estética. Si la ropa no se ajusta por talla o forma, y nos aprieta o va holgada, va a obligar a nuestro sistema endocrino y a los receptores cutáneos a adaptarse continuamente, generando un gasto energético que va a mermar el flujo de las hormonas que generan el estado de confianza (principalmente la dopamina, la testosterona y las endorfinas). Y no debemos olvidar el aspecto estético. Éste resulta fundamental tenerlo presente para los días en los que necesitemos la fuerza para conseguir algún propósito. Sentirnos a gusto con nuestra apariencia genera un flujo hormonal que estimula la producción de hormonas que iluminan nuestra piel y nuestra mirada. Esa irradiación que interactúa con el entorno social, provoca una realimentación sobre uno mismo que rápidamente notaremos en cuanto pisemos la calle. Si te gusta ver gente guapa y con buen aspecto, ponte guap@, y el mundo te mirará con energía que alimenta a tus células. Ya lo dice Masaru Emoto, en su libro “Los mensajes del agua”, que cuando alguien te mira con agrado alimenta y estimula la estructura molecular de tu agua. Y en tercer lugar, otro de los elementos fundamentales para estimular la confianza pasiva es impregnarse todo lo posible de un entorno natural. Si en nuestros desplazamientos rutinarios modificamos ligeramente el itinerario para pasar por un parque o por debajo de un árbol, aunque de manera consciente no lo notemos, nuestras células sí se van a empapar de ello. Y por supuesto, aprovechar nuestro tiempo libre, de manera consciente, para disfrutar de la Naturaleza alimenta el espíritu y, por supuesto, la tan nombrada confianza.

En cuanto a la confianza activa la vamos a estimular con una serie de ejercicios y cambios en los hábitos que nos resulten desfavorables. Pero antes creo que os puede resultar de utilidad conocer a una íntima amiga que tod@s llevamos dentro: la dopamina.

La dopamina es una catecolamina que cumple funciones de neurotransmisor en el sistema nervioso central y a nivel periférico actúa sobre los receptores de los vasos sanguíneos. Se ocupa, entre otras funciones, de estimular el sistema nervioso simpático, elevando la presión arterial y la frecuencia cardíaca, garantizando los latidos del corazón desde lo que denominamos una taquicardia gustosa, a diferencia de la que provocan la adrenalina y la noradrenalina, que son hormonas que reaccionan más activamente ante situaciones de emergencia, ataque, huída, defensa o estrés. Por eso, a la dopamina se la considera la hormona de la confianza, ya que actúa como combustible para que el corazón no se detenga. Y este, evidentemente, es el único músculo que no se puede parar en ningún momento.

Resulta muy interesante darse cuenta cómo podemos estimular activamente la circulación de esta hormona, que se va a convertir en nuestra aliada en situaciones de desánimo, apatía, falta de imaginación o indecisión.

A continuación os presento algunas herramientas de utilidad para que esta hormona amiga fluya y actúe como un motor que os anime y empuje en vuestros propósitos.

En principio, sabemos que la exposición a estímulos que nos agradan, que nos proporcionan placer, aumenta el flujo de dopamina y de endorfinas. Así que, todo lo que deleita a nuestros sentidos desde la visión, el olfato, el oído, el gusto y el tacto, debemos ser conscientes que nos aporta la tan mencionada confianza. No tenemos más que exponernos, cuando lo necesitemos, durante apenas unos segundos, a cosas que nos huelan bien, a sonidos de la Naturaleza o música en armonía con nuestros gustos, a sabores ricos, prestando mayor atención a lo que comemos, o acariciando superficies que den placer al tacto.

He dejado para el final el sentido de la visión, ya que es uno de los más fácilmente influenciables. La luz que entra por nuestros ojos estimula una parte del hipotálamo llamada núcleo supraquiasmático, que se sitúa justo detrás de los ojos. Ese núcleo envía señales a la glándula pineal y al núcleo preóptico del hipotálamo, que es el centro de control de la libido humana. Así que ya sabes por qué la vista de ciertas cosas o personas hace que nuestra libido se agite con entusiasmo. Además, la dopamina es el principal neurotransmisor que controla las funciones sexuales en las zonas sexuales del cerebro. Y el núcleo preóptico es una de ellas.

En conclusión, si la dopamina, la hormona de la confianza, se puede estimular a través de los sentidos con estímulos agradables, lo tenemos muy fácil. Sólo tenemos que oler unos segundos aromas que nos deleiten, poner una clara intención al saborear, acariciar el oído con sonidos dulces, abandonarnos a la sutileza de un tacto exquisito o regalar a nuestros ojos imágenes seductoras.

Por cierto, la actividad sexual, en solitario, en pareja, en grupo o como cada uno quiera, desde el respeto, estimula asimismo la producción de dopamina, endorfinas y oxitocina, entre otras. Así que, aprovechando la llegada de la primavera, os animo a que disfrutéis de la vida. Porque, aunque sólo sea por una cuestión bioquímica, al tomar conciencia de aprender a disfrutar de lo que nos rodea, ya sabemos que estimulamos substancias que nos van a ayudar a tomar decisiones e iniciar proyectos desde la confianza.

Por último, y como despedida, deseo informaros que existe la THC (Terapia Hormonal Craneosacral), que ayuda a desbloquear las actitudes de indecisión, falta de confianza, desánimo y apatía; dirigido a aquellas personas que por sí solas no sean capaces de remontar con las sugerencias que desde estas líneas os he querido transmitir.

Deseando que la alegría de vivir os acompañe, recibid un buen abrazo.

Michael Laloux Kodaewa, diplomado y profesor de Osteopatía, Naturopatía, la Nueva Medicina, Brain Release Technique (BRT), Hormonal Osteopathy (HO) y Terapia Biológica Animal (ABRT). Director de la INTERNATIONAL SCHOOL OF CRANIAL LISTENING (Escuela Internacional de Escucha Craneal) en Madrid, c/ Abada, 2 – 2º 8 izda. Teléf: +34 636 405 128.

Artículo publicado en Espacio Humano-Abril 2011